Ivette ya es una adolescente
La adolescente que está al centro en la foto se llama Ivette, en los extremos mi hermanita Amanda y yo
Antes de escribir esta página organizaba en mi mente las ideas y revisaba algunas anotaciones del libro El Dulce Abismo que ella me regalara y no pude evitar que mis ojos se humedecieran, al pensar lo importante que ha sido para mi hermanita de la misma edad de Ivette, crecer al lado de nuestro papá, disfrutar el primer balbuceo, su primera palabra y sus primeros pasos, contarle sus historias, hablar de la escuela, jugar juntos, mimarse uno al otro, tomar el biberón aun con nueve años de las manos de papá y tener en cada año la fotografía de cumpleaños junto a él que le permite decirle “ya te estoy alcanzando, el año pasado no llegaba a tu cintura y en esta foto la sobrepaso, me estoy poniendo grande».
Eso le sucede a Ivettte, se está poniendo grande también y para su papá el recuerdo del último biberón que le dio está muy lejano el 11 de septiembre de 1998, cuan lejano puede estar para ella que sólo tenía escasos meses de nacida pero tomarlo junto a él era un placer esta instantánea recoge ese momento tan especial y luego de observar con sus grandes ojos a su papá mientras lo tomaba quedó dormida sobre su pecho llena de placer con sus manos y sus piernas abiertas.
Los primeros pasos de mi hermana en casa fueron un acontecimiento para todos y los míos después de una larga espera, porque con la limitación dejada por la patología que padezco fueron a los cuatro años, ni se diga, cuentan mis padres que los di sobre la seis de la tarde, en aquellos días vivíamos al lado de un parque y estuve caminando hasta las dos de la madrugada, porque mi papá no quería acostarme a dormir por miedo que al otro día no me acordara que había caminado, cuanto disfrutó como padre esos acontecimientos míos y de mi hermana, al pensar en lo que sintió René cuando Olga le llevara a Ivette a la acera para que desde el piso doce de un edificio donde estaba prisionero por cargos injustos, hace ya 10 años, la viera dar sus primeros pasos me duele el corazón sin poderlo evitar, se que hubiera querido estar frente a ella abrir sus brazos y esperarla al salir caminando en puntitas de pie para protegerla de una caída, hoy no estoy tan seguro que René halla podido disfrutar ese momento y si que fuera una tortura, el no poder estar junto a su pequeña para vivir de cerca sus primeros pasos por la vida.
Cuando trabajaba la foto que acompaña el escrito para insertarla en la página pensaba que Ivette era muy grande y fuerte que le sacaba una diferencia de tamaño a Amanda mi hermana siendo de la misma edad y no pude evitar decir no podemos permitir que esto se lo pierda René también, ver su hija crecer y compararla con niñas de su edad y verla tan espigada y de seguro decir ella va a ser alta igual que yo, son muchas las razones por la que los Cinco deben regresar pero estas están entre las razones más fuertes, poder vivir sueños de tener una familia, celebrar un aniversario de bodas, llevar un ramo de flores a sus seres queridos en fecha tan significativa como el día de las madres, celebrar un cumpleaños y ver crecer a sus hijos, porque son seres humanos que tienen necesidad de amar y ser amados.
No se si Ivette pueda un día borrar de su mente las torturas que desde el punto de vista psicológico recibiera en nombre de un gobierno que se llama defensor de los derechos humanos y luchador contra el terrorismo, la de ver a su madre separada por un cristal conversar desde un teléfono cuando fue detenida en los Estados Unidos y recibir como explicación de esa situación para que no sufriera que el lugar donde estaba su mamita era un hospital y que tenían que hablar por el teléfono porque ella tenía mucho catarro y podía contagiarla y la niña preguntó entonces por qué en ese hospital había sheriff, o la vez que vio a su papá atado en una silla después de muchos años sin poderlo abrazar.
Que pasará por su mente cuando cada noche lleva a su cama al osito carmelita que un preso cubano que está con su papá, tejiera para ella, y está relleno de plumas y tiene bordado su nombre y que guarda como un tesoro porque lo mandó su papá desde prisión, conozco que le puso Renecito y dice que es su hermanito, esto lo hace, por lo que lo extraña, porque no puede recibir cada noche como nosotros el beso de su padre a quien siempre espera y las palabras de despedidas antes de dormir, hasta mañana que duerman bien.
Lo esperaba primero para que cuando viniera la llevara al círculo, o para que la impulsara fuerte en el columpio, o como su papá es muy grande le alcanzara el juguete que estaba en un armario muy alto. Hoy Ivette lo sigue esperando pero ya no va al circulo está en la escuela primaria, se impulsa sola en el columpio y alcanza el juguete del armario alto, pero lo sigue soñando aquí porque lo necesita para crecer, para entender la adolescencia, hacerse una joven, crecer en tamaño y en alma junto a él.
Me vienen a la mente interrogantes cómo. Si la prisión que guarda su papá es injusta ¿Por qué Ivette tiene que enfrentar su adolescencia sin la ayuda y comprensión de su padre?
Si en el mundo hay convenciones que respaldan los derechos de la niñez y la juventud ¿Por qué a Ivette se le violan esos derechos?
AMIGOS DEL MUNDO AYUDEMOS A IVETTE CON NUESTRA SOLIDARIDAD A QUE PUEDA CRECER AL LADO DE SU PADRE.
Publicado el agosto 4, 2011 en Cinco Héroes Cubanos y etiquetado en adolescente, El Dulce Abismo, Estados Unidos, Ivettte, Olga, René. Guarda el enlace permanente. 1 comentario.
Linda anécdota de tu papa y tu en el parque hasta las dos de la madrugada recordando tus primeros pasos. Debe haber sido un dia muy memorable para tu papa y mama. Besitos de tu Abue.