Muchas veces, hemos escuchado decir a los que tienen mayor edad: “los jóvenes están perdido”, otros dicen, “Por cuanto en el mundo, en mi juventud yo haría eso” pero realmente los tiempos cambian, esta es la evolución ineludible del ser humano. La función social de la juventud, si hubiera que determinarla, es imponer dinamismo, cambiar y revolucionar la sociedad. Dentro de estos cambios y transformaciones están las modas que casi siempre vienen acompañadas de sus propios modos de vida.

Las propias condiciones objetivas y subjetivas, en la que una sociedad se desenvuelve, traen sin dudas otras formas de vida, otras maneras de vestirse y hasta otra manera de ver la vida. Ya no son tiempos, sin llegar a los extremos, de andar con cuello y corbata, tampoco digo que tengamos que aceptar al desnudismo, estas contradicciones entre lo nuevo y lo viejo siempre han existido y van a seguir existiendo. Tampoco se puede olvidar la existencia de un mercado muy fuerte, que prácticamente está imponiendo modas, pues las personas solo tienen acceso a la mercancía propagada por los grandes suministradores de vestuarios. La propaganda también juega un papel importante en este proceso, pues se divulgan los mejores tatuajes del mundo, los más originales, entre otras categorías más, pero casi nunca se ve reflejado en estos medios los daños para la salud que puede traer hacérselos.

Todo es aceptable pero con un límite, existen tribus urbanas en nuestro país cuyas modas y modos de vida se convierten en inconcebibles, los propios “demos”, son una muestra de esto. Los jóvenes son rebeldes, pero hay que darle su espacio  y así convivir en una sociedad cada vez más comprensiva.

La juventud es el futuro y exige confianza, no se puede juzgar por determinados modos de actuación de una minoría, ni por las modas, porque son muy fugaces. Los jóvenes tienen derecho a vivir, los mejores años de la vida de una persona, como ellos entiendan, no hay de qué preocuparse porque a medida que pasa el tiempo se va alcanzando la sensatez y madures necesaria para enfrentar la vida. Al final todos fuimos jóvenes.