La deuda de España es impagable

Como cualquier cubano siento un  amor muy especial por España, a ella le debemos nuestra cultura, el idioma, las costumbres, los potajes, el mestizaje,  esas y otras incontables razones me unen sentimentalmente  a  los españoles dentro de los que pudiera destacar al artista discapacitado Paco Bernal y su hermana Rosa o mi amigo Ximon.

En  España obviamente también existen personas que aman a Cuba y con sinceridad se preocupan por nosotros, sin embargo, pasa  con bastante frecuencia que en ese entrañable país encontramos individuos  que  nos  critican o nos aconsejan porque nuestra economía es pobre o nuestro sistema político no es el que les conviene. Algunos sinceros lo hacen con buenas intenciones, otros  porque a pesar de los años no se acostumbran a la pérdida de sus antiguas posesiones de ultramar y otros sencillamente para congraciarse con los poderosos yanquis.

Los españoles sinceros  no olvidan que su país tiene una deuda histórica con Cuba que es impagable pues como  metrópolis  trasladó a sus arcas el oro, la plata y  todos los recursos que nos pudo arrancar, llegando a exterminar en ese empeño la población aborigen y a todos los africanos que logró secuestrar, otro ejemplo es el asesinato de los 8 estudiantes de Medicina, pero el más bárbaro es cuando el sentimiento nacionalista del pueblo cubano hacía imposible sostener la colonia el Capitán General de la Isla, Valeriano Weyler, llegó a imponer la llamada “Reconcentración de Weyler.”

No olvidan que su patria al terminar por la fuerza su dominio colonial en Cuba, para castigarnos no le dio participación al Ejercito Libertador, en el Tratado de Paris,  incluso los españoles sinceros recuerdan con admiración a aquellos cubanos que fueron a España, como Pablo de la Torriente Brau, a luchar en  favor de la República.

Scarabeo 9 y la REPSOL víctimas del bloqueo norteamericano contra Cuba

Los españoles que amo saben que en Cuba existe una verdadera democracia participativa, que llegó al poder luego de una Revolución frente a un tirano sangriento sostenido y armado por el Imperio Yanqui, saben que nuestro pueblo ha resistido todo tipo de agresiones, sabotajes y un férreo bloqueo a su economía, de las que ellos, los españoles han sido también víctimas por el carácter extraterritorial de las leyes que tratan de asfixiarnos en la que el último gran ejemplo es que REPSOL tuvo que alquilar la plataforma petrolera SCARABEO 9 que usa frente a las costas de mi linda isla, específicamente en el Mariel, en un lugar tan distante como SINGAPUR porque las plataformas que están allí mismo en e l golfo de México tienen más del 10 porciento de componentes norteamericano.

Saben que en esta Isla el poder no lo detenta un monarca, sino la Asamblea Nacional del Poder Popular, integrada por Diputados elegidos directamente en Asambleas Provinciales, las que a su vez están integradas por Delegados de las Asambleas Municipales y éstas por los Delegados de Circunscripción, y a todos los niveles se nómina, se elige y se rinde cuenta a los electores que tienen la facultad de revocar a sus representantes y donde si los que piensan contrario a nosotros fueran mayoría ya hubieran tomado el poder.

También saben que en Cuba tenemos libertad de decir lo que creemos, pensamos y queremos y no es motivo de represión o consecuencia penal, porque lo que está prohibido es tomar acciones contra el Estado, como también es ilícito en cualquier país del mundo, incluso en la culta  España, donde históricamente se ha actuado con severidad frente a los movimientos independentistas.

Por mi parte aunque la considere anacrónica no les pido a mis amigos españoles que eliminen la figura del Rey  y menos  que asuman nuestra Constitución, ni nuestro sistema electoral, porque como Benito Juárez pienso que la Paz es el Respeto al Derecho Ajeno.

Sin chovinismo, ni xenofobia, pero en Cuba la Colonia se acabó, por lo que decidir nuestro futuro es un derecho exclusivo de los cubanos.

No somos perfectos, es innegable que al margen de las medidas del bloqueo, los cubanos tenemos ineficiencias propias que debemos eliminar, tales como paternalismo, plantillas infladas, pero lo haremos, sin olvidar lo vivido porque el pueblo que olvide su historia corre el riesgo de volver a vivirla.