Con bombos y platillos en busca del Mayor
Con apenas un rayito de sol, salió la tropa rumbo a la presa Jimaguayú, lugar donde como de costumbre se organiza y comienza el agotador trayecto de trece kilómetros desandando la Ruta del Mayor.
Este momento fue aprovechado por los dos Nahuel, uno Luengo y el otro López, ambos argentinos, quienes ratificaron, frente a los trabajadores de la presa, la decisión de seguir divulgando la verdad de Cuba, mantener viva la llama solidaria, y exigir la inmediata liberación de los Cinco, estas serían las motivaciones de los más de 50 jóvenes, convocados por el ICAP, para llegar al obelisco que marca el lugar exacto donde cayera el más grande de los patriotas camagüeyanos el Mayor General Ignacio Agramonte y Loynaz.
Al ritmo de bombos y platillos argentinos, que por cierto llegaron hasta el final, coreando consignas en apoyo a Cuba, aquella larga cinta multicolor con banderas de 26 nacionalidades y la cubana a la punta, recorrió los primeros seis kilómetros, en los que los pobladores del lugar, al paso, nos obsequiaban las flores de sus jardines, con las que aproximadamente 2 horas después rendiríamos tributo a quien como dijo Fidel: salvó la Revolución en la Reunión del Paradero de las Minas.
A lo lejos ya se veía el lugar donde haríamos nuestra primera escala, Indaya es un pueblo rural, construido por la revolución, donde existe una escuela primaria, la Enrique Hart, un consultorio del médico de la familia, y otras instituciones que muestran como nuestro proceso típicamente cubano no ha dejado a nadie abandonado.
A ambos lados del terraplén, nos recibían, con sus pañoletas en manos, los príncipes enanos del lugar. Las nuevas generaciones de cubanos preguntaban ¿Quién tiene miedo aquí? Y ellos mismos respondían Nadie… ¿por qué? Por que Cuba para mí es un honor, prefiero morir mil veces antes de ser un traidor. Por parte de los caminantes se dirigieron a los presentes, la ya casi doctora, Mariana Valdés, y Daniel Lassayo de Sierra Leona. Aquí la argentina Belén con unas energías inagotables, enseñó a los pioneros a bailar al ritmo del bombo argentino, algo que haría nuevamente, varios kilómetros después, con otro grupo de pioneros.
Ya nos quedaba poco menos de lo que habíamos recorrido, pero ya las energías comenzaban a agotarse, los dolores a aparecer, pero la voluntad de llegar era mayor que todas las dificultades del angustioso camino, el calor hacía estragos en algunos miembros de la tropa, esto hacía que los que íbamos en la vanguardia, tuviéramos que detener la marcha en espera de los más extenuados. La última parte parece una zona semidesértica, a ambos lados del camino solo hay un inmenso platanal, que no brinda al caminante ni una gota de sombra, los africanos de la tropa iban muy bien, los latinos ya comenzaban a diezmar. A pesar de ello llegamos los que salimos.
Antes de entrar en la recta final, se hizo una parada en la UBPC Ignacio Agramonte, donde esperaba otra representación de pioneros, el paso de la cinta multinacional, ya más larga de lo común, donde por cortesía se hizo una parada no programada en este sitio, que sirvió sin dudas para que los más agotados se recuperaran un poco. Allí conocimos de la existencia de una brigada que lleva el nombre de José Martí por el regreso de los Cinco.
Los pioneros se sumaron a la caminata inyectando energía juvenil a los caminantes, estos nos animaban con sus consignas en apoyo a Cuba y su sistema socialista.
Al fin ya se veía el sitio histórico, el obelisco y el conjunto escultórico que rememora un combate que marcó un rumbo diferente en la Guerra de los Diez Años. Pues luego de la muerte del Mayor destituyeron a Céspedes, y la desunión se adueñó de los campos cubanos.
Allí nos recibía como de costumbre el historiador del lugar, Misiano Mejía Curra, quien explicó las condiciones del combate, en el que Agramonte no tenía previsto combatir, sino, dirigirlo desde afuera. Como dijo este otro grande de la historia de todos los tiempos, nuestro Comandante en Jefe Fidel Castro: “el Mayor muere por azar.”
El brasilero Michel Mendes Damasceno, se refirió a la importancia histórica del Mayor, y lo que más impresionó a este cronista, fue el dominio que tiene este cubano nacido en Brasil, como ellos mismos se llaman, de la vida del Mayor General Ignacio Agramonte.
Tras concluir, el insustituible y veterano Paquito, me pidió que compartiera mis impresiones con los participantes, yo casi sin aliento, y con un cansancio incomparable después de recorrer trece kilómetros, les agradecí su solidaridad con un pueblo, que solo ha saldado su deuda con la humanidad, el cubano.
Nos acompañó también el Jefe del Departamento Ideológico, Francisco Almeida, quien incitó a los caminantes a no perder esta caminata, a realizarla en el año del 140 aniversario de la muerte del mayor y a defender nuestra rica historia, que es un ejemplo para los pueblos del mundo.
Por mi parte estoy convencido que con una tropa como esta, no hay batalla imposible, la unidad de los pueblos está garantizada, y los cinco volverán.
A 139 años de que aquel diamante con alma de beso penetrara el reino de la inmortalidad, la solidaridad intencional con Cuba, retornó a los caminos “Por la ruta del Mayor.”
Publicado el mayo 12, 2012 en Cinco Héroes Cubanos, Mi columna de opinión y etiquetado en Brasil, Céspedes, Cuba, escuela primaria Enrique Hart, Fidel Castro, Guerra de los Diez Años, ICAP, José Martí, la Ruta del Mayor, los Cinco, Mayor General Ignacio Agramonte, presa Jimaguayú. Guarda el enlace permanente. 1 comentario.
estas hecho un literato de primera. En cualquier momento tu obra
sera editada y veremos tus libros en nuestra Feria del Libro.
Te felicito y te deseo mucho exito en tu vida, asi como la mayor
felicidad para tu familia. Espero que tu mama haya pasado un
feliz Dia de las Madres. Yo, por suerte, estuve con mis hijas
y yernos y recibi en la hora convenida, la llamada de mi hijo
Fernando. Le contare de tus logros y estoy seguro que eso le
dara mucha satisfaccion. Estamos a la espera del traslado de
Fernando para otro lugar pero en eso esta hace como un mes y no se ha concretado aun por lo que, aunque tengo la visa no he viajado porque no puedo correr el riesgo de llegar y que ya no
este alli. Muchos cariños para ti y me alegra mucho que sigas
con esa energia y recibe todo nuestro agradecimiento por tu batalla incesante por el regreso de nuestros hijos. Un beso