Un cubano de pura cepa (4ta PARTE)
(Tomado de Cubadebete)
-EG: ¿Lo vistes triste, viste a René en ocasiones triste o deprimido, cosa que es normal?
-RR: No, para nada; si acaso enojado a veces, y no mucho, porque no es de enojarse mucho. El decía que no le iba a dar el privilegio a esta gente de verlo destruido, de verlo “ñoñiqueando”; me imagino que Los Cinco tienen ese principio, por sus lecturas, por sus cartas. Como te dije René recibía muchas cartas, y después hubo un tiempo cuando ya nos separamos que de la Oficina de Interesas me mandaron cierta correspondencia también para yo seguir educándome, porque necesitaba educarme sobre mi nación, mi país; recibía la Bohemia, Cuba Socialista, todas esas revistas yo las recibía, primero por René, después de la Oficina; yo creo que René era el que le decía: “Mándensela a Rody”. Eso fue una bendición, yo vi cosas que sirvieron al pueblo de nosotros para abrirle los ojos, porque yo siempre decía, esto que yo estoy hablando no va a regresar vacío; ahí usaba un término bíblico porque La Biblia dice que la palabra de Dios nunca regresa vacía; porque todas esas controversias que yo formaba frente al televisor, aquellos hablando veinte barbaridades y yo diciendo cosas positivas, yo decía que esto no regresa vacío porque la gente se está yendo para sus dormitorios y analizando y pensando “Le dije estas cosas a Rody, pero es verdad lo que él estaba diciendo”; sobre todo el americano, el latinoamericano, que escuchaban muchas cosas negativas de Cuba pero cuando se les explicaba, ellos decían, “Pero eso yo no lo tengo en mi país”; la realidad es imposible de esconder.-EG: Las otras nacionalidades en la prisión, o sea, los no cubanos, ¿se interesaban en el tema de René?
-RR: Ciertas personas. Hubo muchos que se sentaban con él y les hablaba.
-EG: Rody, nosotros sabemos que Los Cinco hablan con una sola voz, que mucha de su correspondencia, de sus declaraciones públicas, aunque las firme uno, es en nombre de Los Cinco. ¿Cómo hablaba René de Gerardo, de Ramón, de Fernando, de Antonio, cómo te hablaba de ellos, de sus compañeros?
-RR: Mira Edmundo, se trata de una genuina hermandad; yo le escribí mucho a los demás, me gustaba mucho la forma de ellos de expresarse; como tú dices, aunque sea uno solo el que escribió siempre la firma era en común, era algo que era el sentir de Los Cinco, porque hay una hermandad entre ellos que es impactante; todos esos pedacitos fueron impactando en la gente que los conocieron. Del caso de René, mucha gente lo buscaba para que les ayudara; siempre estaba servicial para hacer un escrito en inglés, para llenar documentos legales, iba a la biblioteca, ayudaba a traducir, a veces hacía por la gente cosas que no hacía ni por él. A mí mismo me ayudó en muchas cosas; había muchas personas que necesitaron sus servicios y él siempre estuvo dispuesto en ayudarlos. Yo asumo que Los Cinco igual porque, vuelvo y te repito, porque por el programa de Arleen oíamos mucho los mensajes desde las prisiones. Y la verdad es que ellos impactaron con su actitud.
-EG: Y cuando hablaba de ellos, ¿cómo hablaba?
-RR: Una hermandad total. Hay un dicho de hace muchos años que decía que la mejor forma de decir es hacer; y ellos de verdad viven lo que ellos predican, lo que ellos exponen, están dispuestos a ayudar siempre.
-EG: Hay un momento Rody en que a ti, antes que a René salga a cumplir la libertad supervisada, te trasladan hacia otra prisión.
-RR: Correcto.
-EG: ¿Cómo fue esa despedida?
-RR: Fue triste. El vio cuando yo estaba escribiendo el mensaje en la computadora porque no quería ni decírselo. Y ya después fui y me tranqué ahí en mi cuarto, y me sacan de madrugada cuando ya todo el mundo estaba durmiendo. Él lo notó, pero no hubiéramos podido conversar porque para mí fue triste, muy triste.
-EG: ¿Te enteraste de un día para otro?
-RR: No, llevaba dos o tres días entristecido, y nos hablábamos a través de Olguita, de Sandra; le mandé una carta a mi esposa para que se la mandara a él despidiéndonos, pero confiando siempre en que no iba a ser la última vez, porque nosotros nos vamos a ver otra vez; como te dije, está el pacto que hicimos de subir al pico Turquino, que vamos a hacer con la gracia de Dios. Fueron tantas cosas que fueron positivas en mi vida a través de la amistad de él… Como escribían de Cuba y del resto del mundo personas de Iglesias, gente que inclusive estaban presos en Cuba.
-EG: Tengo que confesar en esta entrevista que mi correspondencia con René en la prisión, cuando estaba en Marianna, fue a través de Rody, porque por condiciones de los correos electrónicos y control y demás, yo le escribiia a Rody y entonces Rody le entregaba la correspondencia a René; René me escribía a mí y Rody era quien me mandaba la correspondencia; y así pasó con muchas personas.
-RR: Así pasó con muchos en Cuba.
-EG: Pero muchachos en Cuba…
-RR: … que sabían el problema de Los Cinco y le escribían a Los Cinco. Entonces cuando le escribían a René yo les escribía para atrás: “Mira yo estoy preso aquí con René, soy cubano de Marianao…” Y empezamos a tener una comunicación. Algunos me pedían que orara por sus familias. Otros me decían “Tú eres un privilegiado, nosotros quisiéramos estar ahí con René…” Yo tengo las cartas, las conservé todas; cajas, cajas. Las tengo ahí en la casa, a cada rato mi mujer me pelea: “¿Qué vas hacer con todo eso?” (Risas) Ocupa lugar, y tengo personas… Inclusive hubo personas en una prisión de Granma que hicieron un movimiento y había una capitana y un teniente en Cuba apoyando la causa de Los Cinco; hicieron un movimiento allá adentro por Los Cinco. Fue una bendición. Para mí fue algo tremendo.
-EG: Y la despedida…
-RR: Fue una experiencia, pienso que no me va a ser fácil volverla a vivir. Te repito, tengo una cantidad de hermanos en la iglesia que los amo y los quiero mucho, y tengo muchas personas que he aprendido de ellos, pero para mí una de las experiencias más grandes de mi vida fue haber conocido a René, yo lo he comentado con mi familia, con mi esposa, con mis padres, que ya no piensan como pensaban antes, porque uno se va dando cuenta de la realidad, porque la verdad es muy grande para ocultarla.
-EG: Rody, René te hablaba de Cuba, porque tú te vas de Cuba muy joven.
-RR: No muy joven, yo tenía 23 o 24 años.
-EG: Joven.
-RR: Joven y dañado. Yo lo que más bien le tiraba cuando no nos conocíamos. Decía: bueno y por qué esto, por qué aquello, y por qué lo otro.
-EG: Muy interesante; o sea, tú le preguntabas a él, él no venía concientizarte a ti. Tú ibas a confrontar tus sentimientos con una persona que tú sabías que tenía una posición definida.
-RR: Mira, yo soy maestro Evangelista y voy a sacar la ordenación de Pastor ahora; aunque yo vengo ejerciendo, uno de los principios dice que si tú eres cristiano no tienes que decirlo, y si la gente no lo puede ver sin que lo digas es que hay algo en ti… si tú vives una vida y la gente no puede decir “Ese hombre camina con el Señor”, entonces de nada vale lo que hables. Entonces ellos son o hacen prosélitos con su vida, ellos hacen ver que sus formas de pensar están en su diario vivir. Entonces él no necesitaba decir, él lo que inteligentemente siempre estuvo dispuesto a oírme, él sabía que había dolor en mí, heridas que te repito por criarme en un hogar donde había un mal sentir contra el gobierno de nuestro país, y él sabía que eso me había hecho daño, porque eso se engendró en mí; eso viene de mi abuelo, de mi padre; él siempre estuvo dispuesto a escucharme y después cuando me decía algo fue para ayudarme a sanar la herida, no de dañarla más. Desde que se conocen a que se sienten ya amigos cuánto tiempo pasó.
-RR: Fue rápido, nosotros nos identificamos bien rápido la verdad.
-EG: La hora del sueño…
-RR: A las 9 y 45 cierran las celdas de cada quien y ya no puedes salir más.
Publicado el junio 20, 2012 en Cinco Héroes Cubanos y etiquetado en Cuba, Edmundo García, La Biblia, los Cinco, René González. Guarda el enlace permanente. Deja un comentario.
Deja un comentario
Comments 0