Una galleta sin mano le propinó ayer el camagüeyano Vichyoandri Odelín a todos los que hablaron sobre su inclusión en Villa Clara. Moré no se equivocó en esta ocasión, si lo hizo mi colega Suárez Valmaña, quien no parecía ser periodista y se lanzó a la piscina, lo que esta no tenía agua, o mejor dicho Odelín le sacó el agua.

132 lanzamientos, más de ochenta de estos en la zona de strike, dieron la primera y única victoria, hasta ahora, del equipo cubano tras su regreso a la Serie del Caribe.               “Salí hacer mi trabajo como siempre hago. Es cierto que gané aquel partido del Clásico, pero esta es otra selección”. Este trabajo monticular de Odelín hizo que todos recordáramos el “espejismo del Primer Clásico”, como llamó despectivamente Valmaña a la actuación del Viyo frente a Puerto Rico en el Clásico.

Si a Huelga lo llamamos el héroe de Cartagena a Vichyoandri Odelín le tendremos que llamar “el héroe de Margarita”.

Sólo un pitcher como él, con esa ecuanimidad, tranquilidad que parece no tener nervios podía darle la primera victoria al Villa Clara de Cuba. Ahora, alejando el triunfalismo, esta Serie del Caribe nos ha dado una clarinada sobre nuestro beisbol, no bastan 96 millas, para ser un buen lanzador hace falta cabeza.

No bastan 25 o 30 jonrones en la serie nacional para ser un buen bateador, lo cierto es que estamos muy lejos ya hasta de la pelota que se juega en el área. No creo que sea que el nivel haya subido, somos nosotros los que hemos dejado perder nuestro nivel.

Aquí mismo en Camagüey una provincia que hace ocho años no clasifica para los Play Off, hace tres años no cuenta con Academia de este deporte por falta de presupuesto. Hay algo claro: si queremos ganar y volver a ser lo que éramos, debemos buscar talentos y ponerle dinero a un deporte que no es futbol, que se juega con un balón y cuatro piedras, el beisbol lleva bates, pelotas, guantes y spikes.