Por un sistema de evaluación más justo en las universidades cubanas
La universidad es maravillosa, conoces amigos que lo serán para toda la vida, perfeccionas tu visión del mundo, si aprovechas bien esta etapa debes terminar con los conocimientos necesarios para triunfar. En Cuba, con la ventaja de que no pagas para que te eduquen, sino que recibes las clases, la beca y los libros sin pagar un centavo, y además te pagan un estipendio para sufragar algunos gastos.
Sin embargo, este Sol tiene manchas que pudieran ser eliminadas, una de ellas es la tiranía de las evaluaciones. No quisiera que nadie mal interpretara estas líneas, yo las entiendo necesarias y desde hace tiempo estoy buscando el chance para escribirlas. Toda mi vida oí que en la primaria y la secundaria los alumnos estaban muy en manos del profesor, es verdad, mi secundaria fue la de los PGI, período especial, plantillas incompletas, la de los 9 y los 10 puntos de evaluación. Yo recibí un apoyo extraordinario para imponerme en esa enseñanza a pesar de mis limitaciones.
Luego los dos primeros años del preuniversitario viví la época de los 100, gracias a los 5 puntos de criterios una gran cantidad de estudiantes terminaban con altas calificaciones. Pero todos estos errores que se cometieron durante la época del promocionismo fueron subsanados desde la primaria hasta el preuniversitario.
La universidad es un nivel en el que aún se debe trabajar duro, luego de dos años y medio en él tengo suficientes elementos para señalar sus imperfecciones. El profesor, tal como está concebido el sistema de evaluaciones puede hacer del alumno lo que quiere, si considera que eres de tres de allí no sales, si piensa no eres de cinco nunca lo coges y si logras impresionarlo acuéstate a dormir que ya tienes 5 final.
No discutas nunca con él, te puede salir caro, hay profes que dentro del aula se sienten como DIOS manejando los destinos de sus alumnos. Cabría preguntarse entonces por qué no se perfecciona el sistema evaluativo en la Educación Superior, por qué se le da tanto poder a los profesores para que hagan y deshagan en un aula como entiendan.
Por qué no se vela que las pruebas orales y trabajos de curso que deben revisarse y evaluarse en un tribunal impar se hagan correctamente. He tenido profesores excelentes, que me han formado verdaderamente por lo que creo que no son todos.
Pero he tenido otros que juegan a desaprobar muchachos, o amenazar a quienes enfrentan estas barbaridades, otros que cuando se la cogen con alguien hasta el mundial no paran. Esto amigos míos es extremo, y hay un dicho muy viejo que expresa: Los extremos se topan.
Estoy haciendo estas reflexiones para juntos poder lograr lo que queremos, formar un profesional mucho más competente, mejor formado política e ideológicamente, hoy podemos decir que lo único que vale es tu nota, y dónde quedan las demás actividades que tu haces, dónde queda la tan cacareada integralidad, que no es coger 5 en todo.
Sirvan estas líneas como incentivo a buscar un sistema de evaluación más justo, donde verdaderamente el alumno obtenga lo que merece y no lo que alguien quiera darle. La batalla del 20 por ciento mínimos de asistencia, la FEU, la UJC y el propio MES, la ganamos, la encaminada a garantizar una universidad más justa, la ganaremos también.
Tuve el privilegio de participar en calidad de invitado en el Congreso Universidad 2014, estoy seguro que este tema se debatió en este cónclave diseñado para mejorar nuestros altos estudios.
Publicado el febrero 17, 2014 en Mi columna de opinión y etiquetado en Congreso Internacional Universidad 2014, Cuba, Educación Superior, enseñanza primaria y secundaria, preuniversitario, sistema de evaluación, universidad cubana. Guarda el enlace permanente. Deja un comentario.
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