Popi, el hombre que encontró al Che
«Yo sabía bien que ibas a volver,
que ibas a volver de cualquier lugar,
porque el dolor no ha matado a la utopía,
porque el amor es eterno
y la gente que te ama no te olvida».
Gerardo Alfonso
El doctor Jorge González es conocido en Cuba y el mundo, muchos de los que habitamos en esta isla recordamos su programa de televisión La ciencia contra el crimen, pero la historia de Popi va más allá, pues ha colaborado en el esclarecimiento de varios hechos e identificación de personas asesinadas, dentro y fuera de Cuba. Durante la Operación Tributo fue una pieza clave en la repatriación de numerosos combatientes internacionalistas.
Sin embargo, en el año 1995 enfrentó, junto a otro grupo de eminentes especialistas cubanos, la misión más complicada de su vida: partir a Bolivia en busca de los restos del Che y sus compañeros de la guerrilla. Dos largos años transcurrieron para que el Guerrillero Heróico regresara a su amada Santa Clara y Jorge González trascendiera como el hombre que encontró al Che.
–¿Cómo comenzó el proceso de búsqueda de los restos del Che en Bolivia?
— El antecedente de nuestra misión en Bolivia fue la Operación Tributo, donde identificamos y repatriamos a Cuba más de 2000 combatientes internacionalistas que habían caído en África y América Latina fundamentalmente, una vez más poniamos de manifiesto el principio de que la Revolución no deja abandonado a nadie. Pero nos queda la deuda del Che, porque en ese momento las autoridades bolivianas no nos dieron permiso, aunque se siguió investigando sobre el paradero de sus restos para si algún día obteníamos la autorización.
“En 1995, el general retirado del ejército boliviano Mario Vargas Salina, en una entrevista al New York Time, dijo que el Che estaba enterrado en la pista aérea de Valle Grande. Yo era el director del Instituto de Medicina Legal y recibí una llamada del Comandante de la Revolución Ramiro Valdés, fueron 10 kilómetros de pensamiento, pues yo imaginaba que estaba relacionado con la declaración de Vargas Salina. Acordamos hacer en 72 horas las fichas de identificación de cada uno de los 15 guerrilleros cubanos, que consistían en resumir la edad, sexo, raza y estatura, más las imágenes que pudieran servir para identificarlos.
“Estábamos hablando de unos hechos ocurridos 28 años atrás, teníamos que buscar datos que perduraran en el tiempo. Fueron 68 horas de intenso trabajo, recuerdo que llegamos a casa de Tuma (uno de los guerrilleros) de madrugada y el susto que se dio la viuda fue muy grande. Algunos ya no se acordaban de cuanto median sus familiares, entonces tuvimos que recopilar varias fotos y por allí sacar aproximadamente la estatura.
“Fue determinante la investigación previa de Adis Cupull y Floirán González, dos diplomáticos cubanos en Bolivia que habían seguido la pista de la guerrilla y los posibles lugares donde se encontraban los restos del Che.
Antes de partir teníamos 13 versiones, incluyendo tres de que no estaban en la nación sureña, sino en Panamá, en una base militar norteamericana; otra era que lo habían cremado y esparcido en la ceiba; y hasta que estaba en Langley, Virginia”.
–¿Ya en Bolivia fue muy complejo el proceso?
–El éxito del ejército boliviano, estuvo dado en la desinformación, al punto que unos días en Bolivia las 13 versiones se convirtieron en 88, y la verdadera era la uno. Allá fue mucho compleja la investigación, por ejemplo el coronel que dirigió el entierro ya estaba muerto, otras fuentes como el chofer de ese coronel, no quisieron dar información. Entrevistamos a la mujer y a la amante del coronel en busca de elementos que pudieran esclarecernos.
“Las diferencias culturales también fueron un tema difícil, no es lo mismo un indio chiriguano que un aymara, no responden igual a las preguntas, igual te podías topar, por ejemplo, en la Quebrada del Yuro a un niño de 12 años narrando un hecho de hacía 28 años atrás, por eso era determinante establecer confiabilidad y participación en los hechos de cada una las fuentes. Las condiciones en el terreno eran muy abruptas, nosotros caminábamos por los senderos, sin embargo para la guerrilla era doblemente difícil porque debían huirle a los aviones y a los soldados.
“Es importante resaltar que el Che iba rumbo al Chapare, si lo hubieran logrado a lo mejor todavía estuvieran allí, pero regresan ante la posibilidad de que uno de los compañeros hubiera quedado vivo, la calidad humana de este jefe guerrillero, nuevamente se puso de manifiesto.
“Después de varios estudios, más la información histórica, logramos una entrevista clave, la de Sabino, el operario del buldócer que abrió la zanja donde enterraron a los guerrilleros, y así comprobamos que estaban en la pista de Valle Grande, al fondo de cementerio viejo.
–Estaban ya más cerca…
–Luego de varias técnicas, estudios físicos, geológicos y escáner, pudimos reducir el área en 80 hectáreas, hicimos más de mil perforaciones en busca de material biológico y finalmente nos quedamos en una hectárea. Lo que buscábamos eran 12 metros cuadrados. Cuando ya estábamos a solo escasos metros de lograrlo vienen las autoridades y nos dicen que nos quedaban dos días únicamente.
“Reajustamos el plan y comenzamos a escavar hasta que los dientes de la pala engancharon el cinturón que traía puesto el Che, luego vimos el antebrazo y ya estábamos seguros de que allí estaba el enterramiento. Fue un momento histórico para el grupo, estábamos cerca de regresar a Cuba con la misión cumplida.
“Luego de exhumar los restos, practicamos las pruebas de identificación en la que fue determinante la sobre dentadura que le hicieron para el disfraz con el que iba a entrar a Bolivia, la antropología dental fue clave, además el desarrollo frontal que tenía el Che sirvió para confirmar que era él. Los siete días que estuvimos trabajando en el hospital japonés de Santa Cruz de la Sierra nos acompañó un grupo de jóvenes con un cartel que decía, ‘Por ti, no por tus restos’. Estaban allí por sus ideas, por lo que significa para la juventud del mundo.
El 12 de julio de 1997 regresaba a Cuba Ernesto Guevara, haciendo realidad la profecía del Guillén cuando dijo: ‘No porque te oculten bajo tierra van a impedir que te encontremos’, ese fue el mensaje que dejamos allí en la lavandería, firmado por el ‘Grupo de científicos cubanos que te encontramos'».
Publicado el octubre 9, 2017 en Misceláneas y etiquetado en Bolivia, Che Guevara, forense, restos. Guarda el enlace permanente. Deja un comentario.
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