La Ciudad del No Parking
A Rafael no le gusta ir al Centro Histórico de la ciudad en su auto. Cuando se decide a hacerlo, por necesidad o por comodidad, tiene que dar varias vueltas para encontrar dónde estacionar el Lada que le entregaron por ser vanguardia nacional en los años ochenta. Cuenta, además, que varias veces lo han multado por parquear en sitios donde está prohibido, ya se le ha hecho un trauma el tema.
Rafael pudiera ser también Alberto, Rosa, Enrique, o cualquiera que circule en autos, ya sea estatal o particular, por el Casco Histórico de Camagüey; una ciudad donde proliferan las señales de prohibición de estacionamiento y cada vez son menos las áreas destinadas a este fin. A lo mejor los citadinos como Rafael pueden optar por hacer el recorrido a pie, pero y si es un visitante, nacional o extranjero, ¿lo entenderá?
La ley109 es clara en cuanto a las prohibiciones. Los veintiún incisos del artículo 139 explican que no se pueden realizar estacionamientos en zonas de carga, paradas de ómnibus, piqueras de automóviles de alquiler, rotondas, frente a los garajes, pistas y rampas, en zonas oficiales, y en el frente y los laterales de las unidades del Minint y las FAR. Según el Código de Seguridad Vial tampoco se permitirá frente a la entrada principal de edificios públicos, pasos peatonales, en ciclovías y ciclocarriles.
Además de las ya legisladas, según los ingenieros civiles dedicados a esta rama, existe la especificación de que la vía debe contar con un ancho superior a los siete metros, o sea 3,50 m por cada carril de circulación. El requisito complejiza mucho la ubicación de zonas para parquear en el Centro Histórico camagüeyano, donde por el trazado de las calles y sus dimensiones, no abundan las que cumplen estas medidas.
Sin embargo, basta caminar por Cisneros o Independencia, dos de las arterias de más de siete metros de ancho con que contamos, para ver otro fenómeno: el exceso de zonas oficiales, espacios reservados para parqueo de empresas. En el tramo de Cisneros desde Hermanos Agüeros hasta Martí existen once espacios dedicados a las instituciones, que bien pudieran hacerlo en vías alternativas. Por Independencia la historia es similar. Vale destacar el buen ejemplo del Banco, que estaciona sus coches en la calle Astillero, con menos flujo de tránsito. Hay que establecer prioridades. ¿Qué es más importante, que los directivos tengan el carro frente a la entidad o que un visitante, muchas veces sin conocer la ciudad, necesite dar mil vueltas para estacionar su vehículo?
Estos espacios pudieran cobrarse y constituir un ingreso más para reinvertir en la propia ciudad. No estaríamos descubriendo el agua tibia, en varias ciudades europeas, por ejemplo, el cobro de este servicio constituye una de las mayores fuentes de ingresos, además sirve como control natural a la velocidad de la circulación.
La ingeniera Nélida López Ávila, especialista en urbanismo de la Dirección de Plan Maestro y Gestión de la Oficina del Historiador, explicó que la tendencia es ir peatonalizando el centro de la urbe y así proteger una ciudad cuya condición de Patrimonio Cultural de la Humanidad no es vitalicia y se puede perder, cuestión que merece un estudio más profundo. Pero si esa es la tendencia, habrá que buscar soluciones al tema de los estacionamientos próximos a ese Centro Histórico de la ciudad, máxime si estamos hablando de uno de los más grandes del país.
La especialista también explicó que se han hecho varios levantamientos sobre potenciales sitios destinados a parqueos y hasta se ha soñado con hacer uno con varios pisos; sin embargo, a estos, al cabo del tiempo, se les ha dado otro uso. ¿Acaso no es una prioridad? Lo cierto es que existen algunos lugares con las características ideales para este fin que son subutilizados por las entidades del Estado, como es, por ejemplo, el de San Clemente, perteneciente a la piquera del Gobierno Provincial.
El cambio de uso de instalaciones destinadas a parqueo en estos años y las características de la vialidad en la ciudad han resultado, según datos aportados por la OHCC, un déficit de aproximadamente 800 espacios para aparcar. Sin embargo en los momentos actuales no se vislumbra una solución que satisfaga, al menos, el 50 % de esa necesidad.
Esto sin mencionar otros fenómenos como que en las pocas arterias donde puedes hacerlo, tres o cuatro “vivos” se adueñan de la vía y, sin amparo legal alguno, cobran por cuidar los autos. Como parte del ordenamiento también habrá que poner la mirada en las guaguas de turismo, que convierten el tráfico la urbe en un verdadero caos en la mañana, si tienen prohibido entrar a la ciudad, y tienen sus espacios en otras áreas, ¿por qué, una vez más, se viola, a la vista de todos, lo que está establecido?
Según datos de ingeniería de tránsito, desde hace unos años en la cabecera provincial existen aproximadamente 33 vehículos por cada mil habitantes y se rentan aproximadamente en la provincia entre 180 y 190 carros. En ninguna de esas estadísticas somos de los primeros en el país, no obstante transitar por las calles de esta ciudad, de por si solas complicadas, en determinados horarios se vuelve imposible. ¿Qué pasará, entonces, si esta proporción se altera?
Precisamente, en la aspiración de posicionar a Camagüey en un destino turístico de ciudad, se impone pensar en la satisfacción de las exigencias de aparcamiento como un objetivo primordial dentro de las políticas de movilidad y espacio público. Por el bien de Rafael, Alberto, Rosa y Enrique, de citadinos y visitantes, andar esta comarca no se puede convertir en un trauma.
Publicado el marzo 13, 2018 en Mi columna de opinión y etiquetado en 500 aniversario de Camagüey, Camagüey, No parqueo. Guarda el enlace permanente. Deja un comentario.
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