Para que siga siendo música
¿Qué pasará si Miguel de Cervantes resucita? No creo que se ponga muy contento con lo que estamos haciendo los hispanohablantes con un idioma riquísimo, cuyo buen dominio exige horas y horas de estudio. De allí que resulte tan complejo para quienes no tienen el privilegio de tenerlo como lengua materna.
El 23 de abril, en diferentes años, por azar o quien sabe por qué, pasaron al reino de los inmortales Cervantes, William Shakespeare, el peruano-inca Garcilaso de la Vega y Teresa de la Parra. En honor al Manco de Lepanto, hace 8 años, la ONU reservó la fecha para nuestro idioma. No hay mejor día, entonces, para pensar qué estamos haciendo por preservar el buen estado de la segunda lengua materna más hablada del mundo.
En Cuba recibimos la jornada en medio de la polémica por una decisión que ha suscitado la protesta de quienes amamos y defendemos el Castellano. Desde hace un año el Ministerio de Educación (Mined) eliminó las pruebas de ingreso de Español como requisito para entrar a los Institutos Preuniversitarios Vocacionales de Ciencias Exactas (IPVCE). Varios han sido los que han criticado la nueva, incluyendo la Academia Cubana de la Lengua (ACUL).
“Los Ministerios de Educación y Educación Superior determinaron incluir el examen de Español como requisito de ingreso a la universidad para todos los estudiantes que optaban por carreras porque entendieron que como parte de los requerimientos profesionales imprescindibles se encuentra el dominio adecuado de la lengua materna”, dijo en una nota la ACUL.
Sin embargo, continúa diciendo, “hemos asistido al abandono de la medición de la habilidad de dictado, fundamental para los profesionales; a la falta de estrategias efectivas en relación con el dominio de la lengua española, inversamente a la potenciación de las lenguas extranjeras, en particular el inglés; y a la falta de congruencia entre las posturas teóricas ante la lengua y las acciones prácticas en que ellas se manifiestan”.
En un intento por calmar los ánimos la Viceministra McPherson dijo que se realizan los exámenes de Matemática e Historia, así como, a elección del estudiante, uno de Física, Química o Biología. Aunque no se realiza un examen de Español, en el resto de los exámenes se evalúan aspectos como la redacción y la ortografía”.
Basta con tomar un examen de ingreso de cualquiera de las asignaturas mencionadas por la vicetitular para comprender que con excepción de la Historia, en las cuatro restantes no se escribe tanto como para evaluar redacción, ortografía, comprensión y otras habilidades que solo son posibles medirlas con una buena prueba de Español. El modelo actual de las de Historia, por su parte, tampoco exigen mucho en cuanto a redacción, máxime si sabemos que las habilidades como mencionar, ejemplificar, caracterizar y argumentar son las que predominan. Aunque también conozco de casos que han suspendido Matemática por faltas de ortografías por muy increíble que parezca.
Pero no es eso lo más preocupante hoy, en tiempos de SMS, chats, correos electrónicos, redes sociales, en que muchas veces hace falta un descodificador para comprender lo que te quieren decir, cada vez es menos el tiempo que se le dedica al estudio de la gramática, elemental para un buen dominio del idioma. Por ejemplo en el preuniversitario se privilegia la literatura por encima de los contenidos propiamente gramaticales y eso no será todo, en el nuevo programa será abrumadoramente mayoría el contenido literario, al punto que la asignatura cambiará su nombre por el de Literatura y Lengua.
¿Le estaremos haciendo la guerra? ¿No tendremos conciencia de lo importante que es saber leer y escribir correctamente?, la problemática no es solo para el preuniversitario, en la universidad, con la excepción de periodismo, comunicación social y otras carreras a fines, en los nuevos programas de cuatro años se eliminó lo poco que quedaba del estudio de nuestra complicada lengua materna. Como si a un ingeniero, a un arquitecto o a un cosmonauta no le hiciera falta.
Siempre pensado que el buen uso del idioma es sinónimo de cultura, pero lo cierto es que hoy las incultas faltas de ortografía están a la orden del día y te sorprenden por doquier. Allí están ellas, lo mismo en un texto científico o legal, una tesis, un informe, una receta médica.
Los más de 572 millones de hispanohablantes del mundo estamos en deuda con quienes nos legaron un idioma puro y no se trata de negar el desarrollo, pero todo tiene un límite. De lo contrario qué entregaremos a las 754 millones de personas que se estiman hablarán el castellano para el 2050. Todavía estamos a tiempo para lograr que si Cervantes resucitara se sienta orgulloso de cómo hemos conservado el idioma que tanto defendió.
Es muy reconfortante y a la vez un compromiso con el idioma cuando estás en un país donde se habla alemán, italiano, francés o inglés que alguien te pida que sigas hablando en tu lengua porque para sus oídos el Español es música.
Publicado el abril 26, 2018 en Mi columna de opinión y etiquetado en Cervantes, Español. Guarda el enlace permanente. Deja un comentario.
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