En medio de una situación epidemiológica compleja, en la que el país gasta millones para revertirla, salen a flote algunos irresponsables que no solo juegan con su vida, sino con la de todos sus vecinos. Esta fue la impresión que me llevé de la reunión de higienización que participé hace dos días.

El año se acaba, los focos de mosquito debían disminuir, por las bajas temperaturas de diciembre. Han disminuido algo pero no lo que se esperaba, y todo porque parece que al cubano a veces le falta raciocinio para darse cuenta que hay lugares donde dice “440 volts no tocar.”

Todavía hay personas que cierran sus casas a los operarios de la campaña, o que después de haber recogido la basura en su cuadra, es que vienen ellos entonces con carretillas y carretillas de desechos sólidos que constituyen excelentes hogares para enfermedades mortales como el dengue y el cólera.

Camagüeyanos hagamos un esfuerzo para hacer de nuestra ciudad lo que siempre fue, una de las más limpia de Cuba.

PD: Este es un comentario corto pues hacia rato que no publicaba en este espacio, después hablaré sobre algunos asuntos no menos importantes.