Medidas económicas en Cuba: Si ladran es porque cabalgamos

Tomada de internet.

Puede que a algunos les cueste entender las medidas económicas anunciadas por el presidente Miguel Díaz Canel Bermúdez y su equipo de gobierno, el pasado 16 de julio, pues ciertamente crean diferencias a lo interno de la sociedad, pero lo que sí es curioso es que la creación de las tiendas en Monedas Libremente Convertibles desate preocupación en aquellos que se dicen defensores del pueblo cubano y defienden el bloqueo. No vayamos muy lejos estas medidas son una alternativa en una economía que, agredida por los efectos de la persecución financiera, ha tenido que asumir, además, la costosa batalla contra el coronavirus.     

El enfrentamiento a la COVID-19 en Cuba ha generado un incremento en el gasto presupuestario de unos mil millones de pesos, destinados fundamentalmente a Salud Pública, los centros de aislamiento, la alimentación, el transporte y las garantías salariales. Como consecuencia del impacto previsible de la pandemia, los estimados de la Comisión Económica para América Latina (Cepal) pronostican, este año, una reducción del PIB de -3,7 %.

Todo ello en una economía, que, por si fuera poco, dejó de recibir los ingresos generados por uno de sus renglones principales: el turismo. Además, no desapareció, y tampoco disminuyó, el asedio brutal por parte de los Estados Unidos; la persecución y la extorsión financiera se incrementaron como para probarnos de verdad.

A pesar de tales condiciones y de que muchos auguraban un final infeliz, este país supera al SARS-CoV-2 por días, con notas por encima de muchos del llamado primer mundo desarrollado, donde un tratamiento puede llegar a costar 34 927 pesos. No, no lo invento, esa fue la factura que recibió una ciudadana norteamericana tras haber sido hospitalizada por el virus.

Contrasta con lo vivido aquí por cada uno de los 11 millones que habitamos el Archipiélago, donde tanto las pruebas diagnóstico como el tratamiento intrahospitalario y el aislamiento de los sospechosos corrió por cuenta del presupuesto del Estado, y aunque nos sea gratis, cuesta.

Solo en mi ciudad el gasto para enfrentar el coronavirus asciende a más de 15 millones 600 000 pesos. El número se dice fácil, pero todo se complica al entender que no se ha recibido ni un peso adicional a los 1 485 millones que la provincia tenía presupuestados para el año 2020. Y aunque la ministra de Finanzas y Precios Meisi Bolaños Weiss adelantó que ese dinero se repondrá, lo cierto es que se ha tenido que hacer de tripas corazón para mantener la vitalidad del territorio.

 Aun en esas condiciones se le garantizó el salario, el primer mes al 100 % y el resto al 60 %, a más de 15 800 trabajadores de sectores como Transporte, Cultura, Deporte, Comercio y Gastronomía, Educación, las industrias manufactureras y de otras actividades económicas, lo que representa un gasto total de más de 15 millones de pesos, de estos, ocho millones pertenecen al sector presupuestado. Diferencias notorias con la realidad de muchos en el mundo que perdieron su empleo sin recibir nada a cambio.

Pero los datos del enfrentamiento directo a la epidemia asombran mucho más, los sectores de Salud y Educación resultan los que más dinero han erogado. El de Salud es comprensible, pero Educación ha asumido con su presupuesto el gasto de los centros de aislamiento abiertos en sus instituciones. Solo en la preparación de estos la provincia invirtió más de 310 000 pesos.

El traslado de las más de 6 000 personas que han estado aisladas, representaba un gasto superior a los 375 000 pesos. Ello se traduce también en un total 88 000 litros de combustible consumidos, pues por lo general los lugares estaban distantes. En la alimentación para esos sitios y hospitales se empleó otro millón 200 000 pesos.

Para adquirir los reactivos y las pruebas diagnóstico utilizadas en la provincia se requirieron montos por encima de 113 000 pesos; en los medicamentos suministrados gratuitamente a las más de 1 400 personas que recibieron tratamientos, ya fuesen positivos o sospechosos se destinaron 330 000, y en el material gastable para la protección de nuestro personal de salud otros 620 000 pesos.

Por otra parte, son incontables las pérdidas que ha tenido el sector empresarial en la provincia, y que, a pesar de eso, también ha aportado lo suyo. No solo las grandes industrias, aquellas cuya misión ha sido garantizar alimentos para el pueblo han sobrecumplido todos sus planes, por muy difícil que sea de percibir. Ahora les toca a los que cosechan garantizar buena parte de lo que consumiremos, pues se avizora una compleja situación en la economía mundial, de la que no escaparemos y no se puede gastar más de lo que se ingresa, una máxima aprehendida en los últimos tiempos y que ahora vivimos con mucha fuerza.

No se trata de cifras frías, son números que demuestran que aquí, en Cuba, por encima de la economía estamos los cubanos, no importa cuánto cueste salvar vidas. A diferencia de otras naciones, aquí fue y seguirá siendo esencial la intervención eficiente del Estado. Tal como dijo Díaz-Canel, no se trata ahora de improvisar, sino de introducir en los esquemas económicos y las políticas de desarrollo los nuevos actores y prácticas que se han aprobado.

Es obvio, quienes vaticinaban el caos en Cuba no contaron con un sistema de atención primaria como el nuestro, ni con las pesquisas y mucho menos con el interferón, tampoco tuvieron en cuenta que aquí, por contagiosa que sea la enfermedad sí se toca al paciente y se lucha lo mismo por la vida de un anciano que por la de un recién nacido. Es lo que duele del lado de allá del estrecho de la Florida, pero como el Quijote a Sancho, si ladran es porque cabalgamos.

Acerca de jorgitoxcuba

Mi nombre es Jorge Jerez Belisario soy un joven discapacitado camagüeyano con parálisis cerebral. He superado mis limitaciones físico-motoras y trastornos del lenguaje, para vencer con voluntad el entuerto de la naturaleza. Gracias a las posibilidades brindadas por la Revolución Cubana, me gradué con Título de Oro la carrera de Periodismo en la Universidad de Camagüey.

Publicado el julio 24, 2020 en Misceláneas. Añade a favoritos el enlace permanente. Deja un comentario.

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