Cuba, sus prisiones y las huelgas injustificadas
A finales del año pasado tuve la posibilidad de visitar en Ciego de Ávila, una unidad de prisiones, el domingo uno de los reclusos que allí cumplía su pena, aprovechó que estaba de pase para visitarme en mi casa, lamentablemente no lo pude ver, pero su visita motivó este comentario.
La libertad es, después de la vida, el bien más preciado que pueda tener un ser humano, de modo que todavía no se ha inventado una cárcel que pueda considerarse buena, tanto es así que a un hotel cinco estrellas se le colocan rejas y se impide a los moradores, entrar y salir y son muy pocos los que estarían conformes con vivir allí, por lo tanto no pretendo dibujar como algo idílico a nuestras prisiones, ellas como cualquier obra humana son imperfectas y se encuentran en un proceso de mejoramiento.Sin embargo, en el mundo existen naciones que han desarrollado modelos para asegurar el cumplimiento de las penas privativas de libertad, pero han tratado de hacerlo partiendo de premisas donde el sancionado, paga su deuda social, pero en un ambiente humanista. Desde mi punto de vista uno de esos lugares es Cuba.
En nuestro país el preso, no deja de ser un hombre, en ese sentido el sistema de prisiones no es privado, sino una responsabilidad estatal que garantiza a todos los reclusos , partiendo de un principio de voluntariedad, el derecho a trabajar y a percibir un salario con el cual ayudar a sufragar los gastos de su familia, también le ofrece todas las posibilidades para estudiar y obtener una calificación técnica profesional, que está organizado en todos los niveles de enseñanza para que el interno pueda obtener cualquier título profesional universitario.
Las prisiones en Cuba, no solo garantizan el contacto familiar regular y estable al sancionado, sino que tiene una modalidad muy especial de visita familiar que es la conocida como Pabellón Conyugal, institución por medio de la cual todos los reclusos tienen derecho a mantener la vida íntima con sus parejas, y consecuentemente, aunque estén detenidos no se les priva del derecho humano a tener hijos.
A los efectos de influir positivamente en la reeducación y reinserción social, los internos tienen derecho al pase periódico a sus casas, todas las penas tienen la posibilidad de libertad condicional y en prisión se computan las rebajas que hacen que los años sean de 10 meses y hasta de 8 meses para los que estudian y mantienen buenos resultados académicos. Así mismo en Cuba dentro de cada prisión existen todas las medidas para atender la higiene bucal y la salud en general de los reclusos, incluso existe la posibilidad de que aquellas personas que presenten problemas incompatibles con el régimen de prisión se les conceda licencia extrapenal.
Si nuestros poderosos vecinos del norte gastan infinidad de recursos en mantener el sistema de prisiones de Cuba, bajo una inmensa lupa en espera de la más mínima posibilidad para armar un show mediático, por qué no usan este dinero del contribuyente para estudiar con seriedad el modo humanista cubano de hacer cumplir las sanciones y así, allá podrán aplican algunas de estas experiencias , con la seguridad que si las asimilan no se producirían en Estados Unidos casos como el de Adriana y Gerardo, los que como sanción adicional se les ha impedido tener hijos y llevar una relación de íntima de pareja, algo que tiene garantizado el 100 por ciento de los presos en mi isla.
La explicación anterior deja por sentado que considero injustificado la posición de aquellos reclusos, que buscando ganancias monetarias, hacen de su estancia en los centros penitenciarios un show político. Incluso el “sacrificio” es tal que se niegan a ingerir alimentos por unos dólares. La contrarrevolución ansiosa de supuestos mártires es capaz de llevar al abismo a tales presos comunes intentando convertirlos en presos políticos y víctimas del régimen de los Castro. Lo cierto es que he tenido la oportunidad de apreciar con mis propios ojos la humanidad del sistema carcelario en Cuba del cual el mundo tiene mucho que aprender.
Publicado el julio 5, 2012 en Mi columna de opinión y etiquetado en Adriana, Ciego de Ávila, contrarrevolución, Cuba, Gerardo. Guarda el enlace permanente. 1 comentario.
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