Destruir el cerco mediático es nuestra voluntad

Hace unos días cuando se cumplieron 11 años de que el prejuiciado jurado de la corte de Miami encontrara culpable a cinco jóvenes cubanos, cuyo único delito fue proteger a Cuba de la muerte, yo pensaba, no puede ser que el odio hacia Cuba haya sido el principal juez en este caso, tampoco me explico como la libertad de cinco hombres inocentes puede depender de un plumazo del presidente norteamericano, y este señor, que es hasta Nóbel de la Paz, no hubiere actuado a favor de la libertad de nuestros hermanos.

Mi mamá no pudo retener las lágrimas al ver el documental producido por la defensoría del pueblo de Venezuela, en el que las ancianas madres de nuestros hermanos con unas energías inagotables exigen la libertad de sus hijos, Mirta que a pesar de tener ya 80 años no desmaya en la esperanza de ver el regreso de Tony.

Las lágrimas de Adriana y Elizabeth están más que justificadas, ya son casi 14 años de injusta prisión, y se aprecia que por el curso legal Gerardo no tiene fecha para salir de la cárcel, mientras tanto el héroe y su esposa no han podido cumplir con el sueño de tener hijos.

Los Cinco no fueron condenados por una jueza federal, fueron sancionados por el odio de toda una camarilla anticubana y terrorista que tomaron venganza con estos dignos hombres.

Es increíble como la prensa, principalmente Radio y TV Martí, manipularon la información y presionaron al jurado, para que los encontrara culpables, violando con este comportamiento las enmiendas constitucionales V y VI que supuestamente garantizan un proceso “justo”, derecho al que nuestros hermanos no tuvieron acceso.

Aún esperamos el resultado del proceso de hábeas corpus presentado por la defensa, específicamente el Discovery que demanda al gobierno norteamericano para que extraiga de sus archivos las pruebas que hoy mantiene ocultas, entre ellas las famosas imágenes del satélite que desde 1996 esconde en sus oficinas bajo cuatro llaves.

Lo que verdaderamente hará, que la mano izquierda de Barack Obama firme la libertad de los Cinco, es esa ola solidaria a la que cada uno de nosotros aporta, todos los días, una gota de amor.

Hoy a casi catorce años de la detención, y el inicio de lo que fuera en su momento el caso más largo de la justicia norteamericana, el odio continúa, mantienen en condiciones totalmente infrahumanas a cinco seres humanos cuyo único delito fue evitar la muerte de seres humanos inocentes.

Pero cuando veo que miles de personas se solidarizan con nuestra causa, cuando oí a Rafael Correa denunciar tal castigo en la 42da Cumbre de la OEA, recuerdo al Ché cuando dijo en una ocasión: “Esa ola irá creciendo cada día que pasa, esa ola ya no parará más.”